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Mauseleo de Kwame Nkrumah (Accra) |
Después de tres horas y alguna parada donde te acorralan varias mujeres por las ventanas del vehículo ofreciéndote diferentes refrigerios que muestran distribuidos con asombrosa destreza en sus cabezas por fin llegué a Accra.
Nada más bajar del vehículo divisé entre los coches y la polvareda lo que parecía ser un centro comercial de modo que entré, necesitaba ir al baño. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo, un supermercado, tiendas, restaurantes, gente blanca..entré en el baño y me topé con mi imagen reflejada en el espejo y me di cuenta de que no me había visto desde hacía más de 20 días. Salí de un baño normal con sus respectivos wáteres y me llegó un embaucador aroma a café..oh!cómo lo había echado de menos, todas las mañanas sin mi café!. De repente te inundan un montón de sensaciones y pensamientos encontrados. Por un lado te das cuenta de que no necesitas todo lo que tus ojos están viendo, pero te importunan reflexiones algo difusas cuando reparas en que tampoco te gustaría prescindir de todo ello. He de reconocer que me han fatigado estos pensamientos durante todo el fin de semana. Al fin y al cabo estaba en una capital y era como viajar de un pueblo pequeño de Badajoz a visitar Madrid con su ruido, tráfico y gente a todas horas pero en África. Sólo en el centro comercial podías adivinar la gente más pudiente según la soltura que tenían a la hora de subirse a las escaleras mecánicas. Accra es una capital llena de tremendos contrastes donde puedes ver hoteles de lujo o apartamentos de 3000 dólares al mes al cambio pero no hay aceras donde la gente pueda caminar tranquilamente. Es el centro económico,administrativo y de comunicaciones del país pero los espacios reservados para gente adinerada se levantan en cualquier sitio inmundo cual oasis, no existe una armonía, descampados, gente en el suelo vendiendo cualquier reliquia al lado de modernos rascacielos, suciedad, polución, taxis con los que tienes que negociar el precio, mercados callejeros y estaciones de trotros conviviendo en los mismos espacios, modernos clubes nocturnos levantados en calles sin asfaltar,..esto es Accra. Hablando con un chico ghanés sobre mi percepción de las cosas que me estaba encontrando en Accra me decía que él prefería que en la ciudad estuviera todo unido, de ésta manera la pobreza no se marginaría ni sería invisible. Tenía toda la razón, y por un momento me sentí fatal, confusa,con cierta culpabilidad y avergonzada por haber dejado entrever mínimamente la posibilidad de pensar así. Pero luego me di cuenta, de que yo no quería apartar la pobreza de los ricos sino que no podía encajar cómo gente con dinero podía vivir viendo esa pobreza todos los días y que no podría ser rica o simplemente tener dinero y no invertirlo en hacer un mundo mejor y más justo.